EN MI SOLEDAD

lunes, 16 de mayo de 2011

Ángel abatido



Aquí, en mi tierra, los días de primavera suelen ser claros y soleados, pero aquel día tenía una luz especial, el sol lucía como nunca, la temperatura era la idónea, muy agradable, yo estaba allí, en una esquina de algún lugar conocido, estaba feliz, esperando, apareció él, descendiendo del cielo se acercó sonriente, me dio un beso y nos elevamos los dos, me invadía un bienestar especial, recorrimos juntos una corta distancia cuando se detuvo, descendió y al momento éramos tres surcando bellos paisajes, lugares que nos provocaban una agradable añoranza. Íbamos saludando a gente querida: a mi padre, a mi hermano Abelardo, a “Poli”, a “Antoñín” y a otros familiares queridos, aunque a mi madre la veía como traslucida, transparente, luminosa, pero nos saludaba eufórica radiante de felicidad.
¿Y Carlos?... ¡ah! Estaba a mi lado, era el otro que él recogió. Juntos los tres recorrimos durante todo el día lugares nuevos y otros conocidos, charlando como si quisiéramos decirnos muchas cosas en poco tiempo. Estábamos tan a gusto que no nos dimos cuenta que ya empezaba a oscurecer, y con la noche vendría nuestra separación.
Carlos descendió tras despedirse de él con un  “Hasta siempre querido hermano”. Yo empecé a descender, mientras la noche avanzaba rauda, él ascendía a la vez que su imagen se tornaba borrosa, como una foto mal hecha tirada al fuego. “Adiós, adiós querido hermano, adios JUAN DE DIOS,  te querré siempre".
Cerca del suelo el descenso se hizo bronco, súbito, y entonces me desperté desconcertado en mi cama, con una rara sensación de bienestar y contento por el sueño experimentado y por el contrario con una amargura y pesar el darme cuenta que en realidad mi hermano yacía difunto en el tanatorio.
Me atormento cuando intento tener buenos recuerdos de mi hermano “Juan de” y me cuesta. Mi madre le decía “eres Juan del demonio” porque de chico fue muy travieso, cuando hacía una trastada corría al patio y se escondía detrás de una butaca de rejillas, ja ja…
Conforme fue creciendo fue transformándose en un hombre bueno y correcto, serio y bondadoso, trabajador y responsable, a pesar de los palos que le iba dando la vida, corta vida, vida desgraciada, solo él sabe cuánto sufrió para querer apartarse de ella en más de una ocasión.
No tengo intención de narrar sus desgracias, que fueron muchas, pero sí me gustaría ser creyente por un momento y poder gritar fuerte: “DIOS: NO ERES DIGNO DE QUE MI HERMANO LLEVASE TU NOMBRE, si..., como predicas, eres todo bondad, benevolencia, ternura, generosidad, y además eres todo-poderoso… ¿en qué has empleado tu poder?, ¿en ensañarte con mi hermano?... No eres justo, para mí no eres nada”.

Me cago en “Corea de Huntington” y otras cosas. Solo quisiera que los recuerdos que tengo de mi hermano no se tornaran nebulosos como estas fotos borrosas. Refrescadme la memoria por favor, no dejeis que se quemen en el fuego.

9 comentarios:

  1. Es verdad que Juan de Dios no se mereció tales desgracias. Mi fé también está algo gastada pero prefiero pensar eso que dicen los catolicos, "Dios llama a su lado a los mejores",y el era uno.Sea vedad o mentira, busco consuelo, porque sino es para volverse loco.

    un beso de tu hermano Carlos.

    !Eres bueno tio¡

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  2. Querido hermano Carlos, si dios lo llamó a su lado lo hizo de una manera muy cruel ¿no te parece? Cuando ya no encontramos respuestas recurrimos a la fe. La fe no demuestra nada.

    Un beso y un abrazo.

    ¡Ah! Siempre he dicho que soy mas bueno que algunos y mas malo que muchos.

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  3. Hola Jose, soy otra vez Poli.
    Haces que llore mucho con estos escritos, yo me acuerdo de Juan de Dios TODOS LOS DIAS, y no hay ninguno que no me venga en algún momento.
    Me gustaría aclararte que no era Corea de Huntington, era otro tipo de Corea, se llama Coreoacantocitosis, que es todavía más rara y que yo también maldigo esa enfermedad y todas las demás.
    Muchas gracias por todo y por el tiempo que estás dedicando a los recuerdos y a dejarlo por escrito.
    UN ENORME BESO DE TU HERMANA

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  4. Hola Jóse, soy Poli y me alegra que puedas expresar tus sentimientos con esa facilidad de palabra y textos.
    Hasta hoy no he podido contestar a tus escritos en el blog, aunque no lo creas yo también me harto de llorar, no soy tan fría como parece.
    A mi me ha parecido muy emotivo y sentido.
    Te doy las gracias de corazón, y te aseguro que paso por tu blog de vez en cuando y me recreo con tu contenido.
    Un gran beso y muchos abrazos, hermano.

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  5. Querida hermana, la verdad es que no me resulta tan fácil expresarme, me cuesta escribir, y ya le dedico mi tiempo. Y por supuesto mi intención no es hacer llorar a nadie, creo que es motivo de alegría poder, de alguna manera, agasajar a las personas queridas. El sueño que narro lo tuve de verdad.
    Gracias por tu aclaración, la verdad es que yo sabía que esta enfermedad tenía un apellido, pero no sabía que tuviese más. No quise poner simplemente Corea para que no se confundiese con el país asiático.
    PD. Tu primer comentario no sé porque se ha borrado, pero como me ha llegado a mi correo lo he vuelto a poner.
    Un besote gordote.

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  6. Querido Jose:
    Tu sueño lo has narrado como si lo estuvieras viendo exactamente en esos momentos..lo viviste ese sueño con tal intensidad que se quedó intacto en tu memoria..ellos no pueden saberlo pero los hiciste regresar de alguna forma para todos nosotros. Los quisiste tanto..nunca se deja de querer después de la muerte cuando se quiere así, con esa intensidad.

    Y tu rabia e impotencia desde el agnosticismo que te arranca de cuajo la posibilidad del reencuentro..que separa para siempre y sin fin ni causa ,sin explicaciones ni fundamento. Duro, muy duro lo que escribes..pero infinitamente intenso y bellísimamente escrito... Siempre he pensado que sabes escribir con el corazón...y llegas...ya lo creo que llegas, Jose! Eres poeta.
    Un besazo!!

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  7. Querida primísima me alegra verte de nuevo, ya te echaba de menos.

    Como tú dices este sueño lo viví con mucha intensidad y lo narro tal como me acuerdo que lo soñé, pero la pena es que solo es un sueño, hubiese sido bonito que fuese real ¿verdad?, pero resulta muy fantástico.

    Me alaban tus palabras sobre mis escritos, sobre todo teniendo en cuenta que no me gusta escribir, pero de vez en cuando me llega la inspiración y hago un esfuerzo, y eso de que soy un poeta… ya quisiera yo… ya.

    Gracias por todo, un besazo gordote.

    P.D. No me considero agnóstico, sino un obcecado ateo.

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  8. Estimado amigo: Hoy después de mucho tiempo he vuelto a entrar en tu blog. Como siempre me emociono al leer tus escritos, tienes un fino instinto para hacer reverdecer los sentimientos. Estoy en Lucena y no precisamente por motivos felices, estoy esperando que mi padre acabe sus dias. Es muy duro pero es asi, tiene un cancer terminal y le quedan pocos dias de vida y estoy intentando acompañarle, pero me da miedo estar en el momento final, no quiero estar, soy muy egoista y no quiero sufrir esa experiencia, ya se que no tengo perdon por ello, pero es asi, el dolor me puede hasta vencerme, y eso que estoy hecho a la idea, pero no a esa experiencia final. No puedo escribir mas...lo siento. Bernardo.

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  9. Querido amigo Bernardo: Te entiendo perfectamente, yo estaba en el hospital la noche que mi hermano exhaló su último suspiro, mi hermana y yo fuimos testigos de su abandono del mundo de los vivos. Es muy duro, sí, y al igual que tu sentí miedo, pánico de que llegara ese momento, pero en el fondo te alivia saber que ya por fin deja de sufrir, se acabaron sus dolores, sus angustias, su agonía… Solo te deseo que te sea lo más breve posible. Si algo puedo hacer por ti este es mi correo: joanlogar@hotmail.com
    Recibe un fuerte abrazo.

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